TNF-Transgrancanaria: Se tiene que pensar todavía más en el corredor canario

- El cambio de sede a Maspalomas favorece la proyección internacional, pero no convence al participante popular

MI OPINIÓN: Vicente Travieso (Periodista y participante)


No es muy frecuente participar y contar un evento deportivo desde dentro, pero es igual de cierto que en el mundo de las carreras por montaña y ultratrails hay una conexión importante con los periodistas especializados.

Nuestra historia es igual de importante que la de cualquier finisher, por lo que vamos a relatar sencillamente lo que se observa o se comenta en tantas horas y kilómetros compartiendo los senderos de una isla de Gran Canaria, más bonita que nunca tras las generosas lluvias de este invierno.

Después de seis ediciones viviendo las Transgrancanaria de “otra manera”, nos tocaba regresar al bando de los corredores y gracias a los “reyes magos” nos metimos en la faena, sin dejar de hacer un seguimiento a un evento deportivo, que es de los más grandes que ahora mismo contamos en nuestras islas.
Casi empezando por Valleseco. Foto: A. Domínguez

Lo primero a destacar en la Trans más dura y exigente es el relativo bajo número de abandonos, sin accidentes destacables, pues algunos tramos muy técnicos y peliagudos como la bajada de Arteara, podrían complicar mucho la seguridad de una prueba que estuvo bien cubierta. Faltó más presencia de la organización en el recorrido, pues podías hacer varios kilómetros sin ver a nadie. Esta misión la realizaba antes el Ejército de Tierra, sobre todo durante la noche es muy importante para el corredor.

De los avituallamientos, parte indispensable de la prueba, la satisfacción fue generalizada por su variedad y calidad. Algunos incluso se lucieron con extras gastronómicos que reconfortaban los sufridos cuerpos: Desde chorizo de Teror a mazapán de Tejeda, pasando por una buena taza de caldo o un vaso caliente con te.

La nueva ruta para las dos ultras de la Trans tienen el punto perfecto de dureza, cambio de desniveles y tipo de terreno, conjugado con unos paisajes que impresionan por su belleza. De Agaete, por Tamadaba, Tirma, Altavista, Artenara, fontanales, Valleseco, Teror, Tejeda, Roque Nublo, Los Pechos, La Plata ….., los participantes gozaron del mejor documental en vivo del medio natural grancanario.

A partir de Tunte, el cambio es radical exceptuando los caminos cercanos al caserío de Arteara y su necrópolis aborígen. Esos últimos 30 kilómetros son en su mayoría de pistas, donde se podría circular con un todoterreno y sigue siendo monótono. Hasta que se comienza a divisar el Faro y meta de la Trans, casi justo cuando el barranco de Fataga se convierte en el canal de Maspalomas que deberán recorrer las castigadas piernas en sus últimos 4 kilómetros, antes de su desembocadura en la playa. La larga lucha contra uno mismo concluye con un centenar de metros sobre una alfombra de arena rubia, antes de subir a la rampa de meta como finisher.

Llegados a este punto, algunos participantes ya no aguantaban más sufrimiento y trotaban suavemente por el paseo paralelo al canal, sin que tampoco nadie de la organización lo impidiera.

El sentimiento más generalizado es que la prueba ha perdido mucho para el corredor canario con el traslado de su sede al Sur. El ambiente, en un lugar más acogedor como Meloneras, en cambio se ha enfriado. Y tras la llegada de la noche, cuando todavía quedaban diez horas entrando corredores en la meta, seguía decreciendo. A ello también contribuyó la división de la organización entre la meta instalada en el Faro y el resto de servicios en Expomeloneras.

El domingo se volvía a poner de manifiesto en la entrega de trofeos, donde la fiesta que todos recordamos de la Playa de las Canteras, se esfumó este año con la ausencia de muchos participantes y mucho menos público, suplido por los turistas que transitaban por los paseos de la zona.

El interés de la organización para que la prueba sea cada vez más reconocida internacionalmente no puede despistarles de los participantes populares, que siguen creyendo en la Transgrancanaria como el reto o la aventura de su vida y además porque pagan una inscripción. Este año hubo gente defraudada, sobre todo por la soledad de la parte final del recorrido y una meta desangelada. Tanto nombrarse el Faro de Maspalomas y el pasillo final de los corredores estuvo casi a oscuras y sin música ambiente, para no molestar el sueño de los turistas.

Estaban en la obligación de darle un giro a la Transgrancanaria después de diez años con nosotros y su espectacular crecimiento, pero sobre el acierto de los cambios, quedan muchas dudas tras las primeras impresiones y haber confrontado opiniones de compañeros de camino, sobre todo de los que ya tienen muchas Trans en sus piernas, a los que no convence el cambio de la sede a Maspalomas, entre otras cosas.

Sin embargo, la fiesta de la montaña y del trail volvió a rayar a gran altura, con un aumento de la dureza que todos pagaron con un esfuerzo increíble, soportando todos los obstáculos que te dicen una y otra vez aquí me retiro; la pregunta qué hago en este tenebroso barranco a la una de la madrugada. Y un sinfín de dificultades, que si el cuerpo las va soportando y la cabeza esquivándolas antes de que te duermas por el camino, convierten ser finisher de la Transgrancanaria en la aventura del año.

Y SANDES GANÓ DOS VECES.- Como ya comentó el compañero Paco Cabrera en La Provincia-Dlp, el domingo por la mañana rayó el surrealismo en la película ofrecida con la descalificación y posterior anulación de la decisión, que dejó KO al campeón Ryan Sandes. Algún día se conocerá la versión original, pero un árbitro debería mirar hasta el fondo de la mochila cuando el héroe de la Trans le dice que no a la pregunta de si lleva la mantita térmica, lo que implica la exclusión. Y Sandes se va tan tranquilo a descansar ¿..?

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